En Castro Urdiales tiene fama comer caracoles por San Andrés, pero en toda Cantabria en general los caracoles se comen únicamente por Navidad.
Y es que el tiempo de "apañarlos" es cuando con los primeros frios, los caracoles se encuevan, y ya con "poco baba" no hay peligro de "desencastarlos".
Esto último es el motivo por el cual todo cántabro que se precie se mosquea mucho cuando ve "apañar" caracoles en primavera o verano, tiempo en el que los caracoles se reproducen.
No hay duda, el caracol forma parte de la cultura cántabra en general y en la cultura gastronómica cántabra en particular.
El archiconocido:
"Caracol, col, col,
saca los cuernos al sol,
que tu padre y tu madre
tamién los sacó."
Se torna en Cantabria en un antíguo ánimo infantil en las carreras de caracores:
"Caracol, col, col,
saca los cuernos al sol,
que si no te mataré
con la espada San Miguel
con trentis y el badío
con el tuyo y con el mío."
Y es que el caracol en Cantabria, a parte de para comer, se usa para presagiar. No hay como un, "Caracol que mucho anda trae agua" para presagiar lluvia, pero no habia cosa más usada para presagiar riquezas o pobrezas que las "caracolas".
En Cantabria se llama "caracolas" al caracol terrestre más pequeño que el común, con caparazón más plano, y colores más blanquecinos, claros e incluso amarillos, cuyas combinaciones en colorido son muy llamativas.
Había un juego llamado "echar las caracolas" que consistía en recoger todas las "caracolas" posibles y reunidas varias personas se hacían varios círculos concéntricos con ellas de modo que en cada una de éstos hubiese las de un tamaño similar, y puestos a unos diez centímetros de separación. Desde una distancia de unos tres metros tiraban uno a uno con pequeñas y redondeadas bolitas de piedra o con bellotas a los círculos, y según el tamaño y la belleza de la caracola tocada deducían la cuantía de la fortuna que harían a lo largo de su vida.
Los que solamente atinaban las caracolas más vulgares o sus bolitas pasaban sin tocar alguna, no podían pensar en que su porvenir fuese afornado. Seguirían siendo pobres y si probaban suerte en contra de aquel vaticinio se volverían aun más pobres.
Se dice que unos cuantos indianos que "echaron las caracolas" con acierto conservaron hasta morir la que a su entender les dio la anhelada condicion de ricos.
Saludos Ñeros
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