Tal vez la eficacia gubernativa de un partido político o de una sociedad democrática pueda medirse por la publicidad que durante las elecciones se hace.
En el Reino de España podemos decir que la publicidad electoral es invasiva, es decir, que invade tu vida habitual entorpeciendote literalmente tu vida y dañandote la vista con sus carteles. Podemos decir que puede dañarnos la moral hasta el acarreo de espectadores en los "apoteóticos mítines campañeros" en las campañas de algunos partidos.
Mi sensación es que cualquier visitante foráneo, si llegase durante la campaña electoral al Reino de España, puede pensar que está llegando al Tunez pre-primavera árabe, cuando por todos los lugares del país había la foto correspondiente del presidente-dictador.
Esperemos que todo vaya cambiando a mejor. En otras latitudes las campañas son más discretas y normales. Unos simples paneles provisionales en lugares de paso que no estorban para nada el paso recuerdan en Alemania que dentro de unas semanas hay posibilidad de votar a ciertos partidos políticos. Todo lo demás normal.
Notaré la diferencia.
Saludos Ñeros.