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martes, 27 de julio de 2010

Seis personas sufren picaduras de ’carabela portuguesa’ en las playas cántabras


Seis personas han sufrido este lunes la picadura de la ’carabela portuguesa’, especie de la que se han avistado en las playas de Cantabria alrededor de cincuenta ejemplares.

En concreto, cinco de las picaduras se han producido en playas de Santander (El Sardinero, Piquío, Virgen del Mar y La Concha) y la sexta, en Comillas. Esta última la sufrió un niño, el único afectado que ha requerido el trasladado a un centro sanitario.

El pequeño fue trasladado, por precaución, al centro de Salud de San Vicente de la Barquera, ya que presentaba dolor en el pecho, donde sufrió la picadura.

Además, se han avistado ejemplares en las playas de Bareyo, Castro Urdiales, Santoña, Piélagos, Alfoz de Lloredo, Miengo y Ribamontán al Mar, según informa el Gobierno cántabro en nota de prensa.

Aunque de momento se trata de ejemplares aislados y la situación "no tiene nada que ver con la del verano de 2008", el consejero de Presidencia y Justicia y responsable autonómico de Protección Civil, Vicente Mediavilla, ha explicado que se hará un seguimiento de la llegada de esta especie a la costa cántabra durante los próximos días, para "adoptar las medidas que sean necesarias".

De momento, ha asegurado que se han producido "avistamientos puntuales", que permiten "disfrutar del verano y de las playas cántabras con total normalidad, con la seguridad de que se hará un seguimiento exhaustivo de esta situación".

Además, la Dirección General de Protección Civil ya ha puesto en conocimiento de esta situación a todos los servicios de salvamento y socorrismo en las playas de la región, para que evalúen la existencia de esta especie en los arenales e icen la bandera amarilla en caso de producirse avistamientos.

Aunque similar a una medusa, la ’carabela portuguesa’ (Physalia physalis) es un tipo de hidrozoo de la subclase de los sifonóforos. Tiene forma de globo de color azulado y violeta iridiscente, con un tamaño máximo que oscila entre diez y quince centímetros. Permanecen siempre en superficie, aunque sus tentáculos, que pueden alcanzar varios metros de longitud, permanecen bajo el agua.

La picadura es bastante dolorosa y puede resultar potencialmente peligrosa para los grupos de mayor riesgo, niños, personas mayores y personas alérgicas, así como personas con problemas cardiovasculares. El contacto con sus tentáculos provoca quemaduras e hinchazones en la piel.

En caso de picadura, se recomienda acudir al puesto de socorro para la extracción de cualquier resto de tentáculo que permanezca adherido a la piel y controlar cualquier posible reacción al veneno.

En todo caso, no debe rascarse ni frotar la zona afectada, ni limpiar la picadura con agua dulce. Es aconsejable aplicar frío sobre la zona afectada durante quince minutos usando una bolsa de plástico con hielo, nunca el hielo directamente.