Es de sobra conocido que el PP es un partido al que no le gusta perder el tiempo discutiendo cuestiones menores. Que Ignacio Diego mienta es una nadería; que Esperanza Aguirre gane las elecciones en Madrid falsificando facturas es pecata minuta; que Francisco Camps, el presidente valenciano, se haga pagar sus caprichos por los que dirigen tramas corruptas, es lo más natural del mundo. Nada que decir de alcaldes machistas, chorizos probados o tránsfugas de libro. Es perder el tiempo. Cosas del pasado. Que Bárcenas, ex senador por Cantabria y ex tesorero, esté bajo sospecha por haber trabajado en las cloacas financieras del PP, es agua que no mueve molino. Viejo asunto sobre el que los populares no admiten que se debata ni un minuto. Ahora sí, no hay razón alguna para volver 20 años atrás y sacar a relucir el felipismo, los GAL, el paro, despilfarro y corrupción ... Curioso. Ya me habrán leído lo que opino sobre la doble vara de medir de los populares. Son campeones en vigas y pajas, pero pueden superarse. Por ejemplo con la propuesta llevada al Parlamento que hará perder el tiempo a sus señorías el próximo día 8 de noviembre. Un asunto que el PP mantiene en el orden del día pese a basarse en noticias de prensa ya desmentidas. Quieren los populares que el Legislativo cántabro proteste ante el Gobierno de España porque, sostienen, ha pactado con los nacionalistas vascos la transferencia de competencias de empleo que no tiene otras comunidades, por ejemplo la nuestra. Pues bien, ni es verdad la mayor, ni es cierta la letra pequeña. El Gobierno de España pacta las transferencias, que no hay tal, con otros gobiernos. Por tanto si hubiera cesión de competencias de empleo, que según el PP romperían la caja única de la Seguridad Social, sería al Ejecutivo de Euskadi, que lo presiden un socialista, pero gobierna con el apoyo del PP. La ruptura de la caja única de la SS fue el invento de la derecha política y mediática para intentar hacer ver que el acuerdo con el PNV para que apoyara los presupuestos del Estado para 2011 era un cambalache. Ya saben que cuando el PP pacta con los nacionalistas es por sentido de Estado, peso si lo hacen los demás es sólo chalaneo. La subasta de competencias autonómicas que tanto preocupa ahora a los populares hunde su raíces en el ‘café para todos’ de Suárez, a duras penas corregido por la LOAPA que impulsó el ministro socialista Tomás de la Quadra-Salcedo. Pero sobre todo tiene su origen en la decisión del Gobierno de Aznar de dar por buenas las exigencias de Jordi Pujol, que condicionó su apoyo a un Gobierno popular en minoría a la obtención del nivel competencial más alto de todas las CC AA. El nacionalista catalán hizo pagar al PP los exabruptos y descalificaciones de la campaña electoral. Pero el avance de Cataluña movió las piezas del tablero y el resto de las comunidades se pusieron en marcha para igualar, y si era posible superar, la jugada catalana. Con la llegada del tripartito a Cataluña, presidido por Pasqual Maragall, y en un evidente intento de pasar por la izquierda a los nacionalistas de CiU, se gestó un nuevo Estatut, que ahondó una vez más las diferencias. Y vuelta a empezar. Así que en este asunto el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y si es posible, mejor ni piedra (metafórica) ni debate. Si el PP no quiere perder tiempo no tienen nada más que retirar la iniciativa. Por pura coherencia. (30 de octubre de 2010. Publicado en Aqui Diario Cantabria)
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