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martes, 21 de diciembre de 2010

ESTERU, EL PERSONAJE CÁNTABRO DE LA NAVIDAD ( I )


No hace mucho tiempo que conocí esta historia, y siempre desde que la conozco trato de difundirla por estas fechas, espero que os guste.
Una vez había una Anjana güena, muy guapa, alta y tresnáa con el pelo como el sol y los sus ojos muy brillantes. Como todas las Anjanas, era mu güena y siempre tenía unos enanucos consigo. Un día, iba por un camino del bosque y se paró a beber y a peinarse en el río. De repente, empezó a oír gritar a los enanucos que habían encontrado algo que se movía entre unos troncos junto a unos arbustos. La Anjana se acercó y todos los enanucos la miraban.
- “Es un neñu, en un neñu”, dijeron toos. –“No podemos dejarlo aquí, se moriría de fríu”-, dijo la Anjana, -“tenemos que buscarle una casa con los humanos”-.
-“Desde ahora” –, dijo la Anjana al bebé, – “te llamaremos Esteru, porque es una güenura haberte alcontrau”. “Y te daré los regalos de ‘valentía’ y ‘bondad’, durante toa la tu vida”. Entonces la Anjana cogió al bebé y lo llevó a una casuca al otru lau del bosque onde vivían un hombre y una mujer que no tenían neños. “Ellos le cuidaran y estarán contentos de tener un neñu”, dijo la Anjana, y dejó al neñu en la puerta para ellos.
El hombre al salir de la casa, se sorprendió muchu al ver al bebé, y llamó a su esposa: “¡¡Cuca, Cuca, ven aquí rápidamente!!¡¡Ven a ver lo que han dejau!!”. En tal como la Anjana había dichu, el matrimonio fueron muy felices al encontrar a este neñu y inmediatamente le cubrieron y lo aceptaron como el su hiju.
Y así fue como Esteru creció en aquellas montañas, convirtiéndose en un fuerte y amable hombre. Sus padres fueron muy felices con el y Esteru se sentía muy queriu.
Esteru trabajaba todos los días de la mañana a la noche, cortando madera y ayudando a su ancianu padre pa vender los coloños de madera enos pueblos. Dempués de munchos años sus padres murieron y se quedó muy solu en la casa del bosque.

Fueron pasando los años y se fue haciendo mayor, su cara escomenzó a arrugarse y el su pelu a ponerse brancu y con una gran capa gris. Col tiempu, se golvió triste y diose cuenta que lo que necesitaba era ayudar a otras personas que lo necesitaban. Se alcordó que en un pueblu cercanu había una casa en la que vivían munchos neños huérfanos. Vivían de cualquier cosa que la gente del pueblu les daba, y diose cuenta de qu´esos neños estaban muy solos, como él, y que podía hacer cosas pa ellos del mou que fueran felices.
Esteru era muy inteligente y mu güenu haciendo cosas colas sus manos, de manera que hizo unos juguetes de madera p´aquellos neños: pequeños juguetes y muñecas, que él podría llevar a los neños cuando fuera al pueblu a vender su madera. Cuando terminó los juguetes, los puso en una gran bolsa. Puso la bolsa sobre su burru y marchó hacia el pueblu. Estaba muy feliz por dentru aquel día, y los sus ojos brillaban de alegría.
Estuvo toa la mañana caminando polos montes hasta allegar al pueblu, pero estaba muy feliz. Sonreía como si estuviera en un sueñu, porque estaba llevando a los neños los juguetes que él había jechu. Los neños nel pueblu estuvieron muy felices cuando recibieron sus regalos y Esteru se pasó la tarde jugando con ellos y contándoles los cuentos que había aprendiu del su padre cuando él era pequeñu. Los neños querían muchu a Esteru y dempués de aquel día ellos no sintieronse tan solos como antes.
Esteru se golvió mu conociu enos pueblos. Cáa vez que él se acercaba, rápidamente era rodeau por los neños y así fue recorriendo tolos pueblos de Cantabria y regalando los juguetes que él mismu hacía.
Y así pasó durante munchos... munchos años, pero una vez hubo una enorme galerna que asoló los pueblos y montañas, que destruía munchas casas y bosques. Los fríos y fuertes vientos y el soniu de los truenos dejaron a la gente muy asustá y temerosa, sobre too a los neños.
Esi día, cuando Esteru estaba caminu del pueblu, vio un rayu que asganzó la casa de los neños huérfanos que rápidamente empezó a arder en llamas. Corrió rápidamente hacia la casa y vio algunos neños en una de las ventanas, mu asustaos, gritando y pidiendo ayuda. Sin dudar ni un momentu, llegó hasta la casa que estaba en llamas y cubriendo a los neños con una manta para protegerlos del fuego, los sacó de la casa al través de una ventana del primer pisu.
Pero mientras él estaba tratando de salir, una viga de madera vieja y grande del techu se le cayó encima. Esteru cayó aplastau nel suelu y con gran dolor, su corazón dejó de latir. Las personas del pueblu lloraron cuando vieron la casa en llamas y supieron lo que había ocurriu, sabían que ya era tarde y no podían hacer nada. Pero… nesi mismu momentu fueron sorprendidos por una luz brillante que sali de la casa en llamas. Nadie podía ver lo que estaba pasando ahí adentru.
Pero adentru la casa, la Anjana que había alcontrau a Esteru en las montañas, cuando él era un bebé, apareció juntu a él y comenzó a llamarlo pol su nombre con su dulce voz: “¡Esteru! ¡Esteru!”. Y dijole: “Esteru, tú has sido un hombre güenu, lleno de fe y de güen corazón. Has dedicau la tu vida a hacer cosas pa los demás, y has dau hasta la tu vida pa salvar a otras personas. Por eso, no quiero que te mueras. Yo quiero que vivas para siempre. D´ ahora en adelante, tú harás juguetes y otros regalos pa tolos neños de Cantabria y de tolos rincones del mundu”.
“¡¡Y nosotros te ayudaremos!!”, dijeron tolos enanucos, alredor de Esteru.
Y dendi entonces tolas navidades, a la final de caa añu, Esteru va polos pueblos con su burru repartiendo felicidad a los neños.
Esta historia ha sido recogida por Manuel Díaz, en el Valle de Ruiseñada (Comillas), en el año 1985. Los comunicantes eran una mujer y un hombre que llamaban Uca (Balbina Noriega Carabia) y Juanito (Juan Sánchez Alonso) que afirmaban haberla aprendido de sus padres (que también conocieron a Manuel Llano en los años 30 del siglo pasado). Manuel Llano frecuentaba mucho la zona pues los padres de su esposa Maria eran maestros de Udías, donde también residía un tío suyo sacerdote.

Enlaces relacionados:
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Las Anjanas y la Navidad