Es una cosa que puede pasar en esta época del año, así que lo único que se puede hacer es disfrutar de la lluvia lo mejor posible.
Y es que detrás de la Iglesia de San Pelayo en Arredondo se alza imponente su singular torre a modo de faro, torre que ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
Y es que detrás de la Iglesia de San Pelayo en Arredondo se alza imponente su singular torre a modo de faro, torre que ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
En Arredondo, la Iglesia de San Pelayo
dibuja la silueta de la población y es uno de sus edificios más
representativos. Inaugurada en 1860 el día de San Pelayo, se trata de
una de las pocas iglesias de estilo neoclásico que existen en Cantabria y
fue promovida, al igual que el resto de obras de este estilo en la
región, por uno de los numerosos emigrantes que regresaron a la
localidad después de hacer fortuna en otros países, los llamados
indianos, que hicieron de Arredondo “la capital del mundo”.
La leyenda cuenta que el diseño de su
torre en forma de faro obedecía al capricho de un indiano que pretendía
ver el mar por encima de las montañas. El promotor hizo que la Iglesia
recogiera las formas de dos edificios modernos, el Congreso de los
Diputados y el Faro de Cabo Mayor. De planta rectangular, con ábside
semicircular y tres naves, su fachada principal, orientada al sur,
muestra un pórtico con cuatro columnas corintias rematadas en un frontón
triangular sin decoración. La torre del campanario, separada del cuerpo
principal del edificio, conforma con éste un armónico conjunto. Su
interior conserva varias obras de interés artístico.
El templo está situado en uno de los
entornos naturales más bellos de Cantabria, agreste y accidentado por
elevados macizos calizos, en la entrada del valle de Soba y cercano al
impresionante nacimiento del río Asón. Un delicioso entorno para
cualquier amante del turismo rural, en cuyo paisaje destaca la imponente
Iglesia de San Pelayo, que se hace visible desde cualquier rincón de la
población.
Saludos Ñeros
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