ESCRITO POR VICTOR GIJÓN
No soy una persona creyente, pero si tolerante para aceptar que, quien así lo crea, meta a vírgenes y santos por medio de los asuntos terrenales. Admito, y sin reserva mental alguna, que haya personas que acomoden la actuación pública, el ejercicio de ciudadanía, a sus creencias religiosas, ya sean católicos, seguidores del islán, judíos o budistas. Rechazo, eso sí, que aquello que forma parte de las creencias íntimas y personales se pretenda imponer por ley a todos. Ustedes, pacientes lectores, estarán pensando a cuento de qué tan larga diatriba en torno a lo que se debe a Dios y lo que se debe al Cesar, que nunca tiene que abonarse junto ni revuelto. Pues viene al hilo de la fotografía que hoy ilustra la primera página de un hasta hace no tanto tiempo ilustre medio de comunicación regional. Para que nadie me crucifique antes de tiempo vaya por delante que no tengo nada que objetar a que unos vecinos, sean del color político que sean y su causa justa o injusta, se manifiesten allá donde quieran, puedan y les convenga. La oportunidad y el oportunismo son cuestiones opinables. Tampoco tengo porque rechazar que los protestantes cumplan, si ese es su deseo y creencia, con los preceptos religiosos, incluso en medio de una manifestación. Pero estarán conmigo que resulta chocante unir en la misma acción la protesta y el culto. Lo que para nada resulta inocente es elegir para primera página, de entre todas las fotografías que sin duda los excelentes profesionales del periódico en cuestión tomaron en la Bien Aparecida, la de unos manifestantes recibiendo la comunión. Es más, me parece que si los retratados lo hubieran pensando dos veces, habrían rechazado de plano la utilización de su imagen como mensaje político mientras cumplían con sus creencias religiosas. En la abundante información que ofrece el periódico sobre la celebración de la festividad de la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, lo religioso pasa a un segundo plano para incidir, nada menos que con casi el 50% del material gráfico utilizado, en las criticas al Gobierno por parte de determinados colectivos. Es más, algunos políticos parecen haber acudido no tanto para pedirle a la virgen que solucione los problemas de Cantabria, como hizo Ignacio Diego, y está en su derecho, sino tambien para poder jalear a los pancarteros. Y puestos en esta tesitura digamos alguna cosas sobre los que andan de pueblo en pueblo siguiendo al presidente Revilla ya sea en un acto festivo como en uno político. Por ejemplo, que los expropiados del Bojar, que aún no lo han sido, si están en guerra, con el apoyo del PP, es para sacar más dinero al Gobierno, que es, no se olvide, dinero de todos. En cuando a aquellos a los que, según Diego, se les quiere arrebatar montes y pastos de propiedad ancestral, más les valdría preguntarse por el origen de la nueva ley que, en su momento, se aplicará. Porque se basa en una norma nacional que aprobó una mayoría parlamentaria del PP con el Gobierno de Aznar. Para que conste. (17 de septiembre de 2010. Publicado en Aqui Diario Cantabria)
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