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martes, 14 de septiembre de 2010

Desde Castro a Bilbao ...

Por Victor Gijón.
Vivimos en un país libre donde todas las ideas, hasta les más absurdas o peregrinas, pueden defenderse si se hace por medios pacíficos. No se pueden defender causas que promuevan la discriminación por razón de sexo, raza o religión. Si se puede defender la república como régimen político frente a la monarquía, siempre que los medios para lograrlo san pacíficos y democráticos. Se puede defender ser de Villar de Arriba o de Abajo, o ser partidario de tener un pie en Santiago o en Algeciras. Por eso espero que nadie se tire al monte por la aparición, en su aceptación de presencia fantasmagórica, de un partido llamado Asociación por la Anexión a Vizcaya, cuyo ámbito de actuación está en la localidad cántabra de Castro Urdiales. No diré yo que no se veía venir, pero uno siempre espera que lo inevitable tarde lo más posible. La presencia en Castro de una numerosa colonia vasca, que empezó siendo residente de fin de semana para terminar convirtiendo su segunda residencia en la primera, ha atraído siempre a los partidos vascos. PP, PSOE y PNV, entre otros, celebran mítines en Castro ya sean elecciones municipales, generales o autonómicas. Pero con los candidatos del País Vasco. La mayoría de los vascos residentes en Castro siguen censados en la vecina Comunidad Autónoma. Cuestión de impuestos. Por eso no creo que haya que preocuparse porque un partido surja con el lema de la anexión a Vizcaya, algo que, por supuesto, se libra muy mucho de declarar entre sus objetivos, porque entonces no habría pasado el corte de la legalidad. Su objetivo declarado es bastante más modesto: acercar los intereses económicos de Castro Urdiales y Vizcaya. Aunque alguien pudiera pensar en trabajar a favor de la anexión se le quitarán las ganas ante los escasos apoyos que obtendrá ese discurso en las elecciones. Pocos castreños estarán por unirse a Vizcaya -les ha ido muy bien hasta ahora, yendo o viniendo hacia el este o hacia el oeste, dependiendo de las necesidades- y los vascos que pudieran tener su esperanzas puestas en ver a Castro Urdiales formando parte del listado de municipios vizcaínos carecen del derecho al voto por no estar cesados. Más peligrosos son otros movimientos anexionistas menos descarados y mucho más sutiles. Por ejemplo, cuando la información de y sobre Cantabria es administrada por editores y directores vascos. Les pondré un ejemplo reciente. La Autovía Dos Mares es un proyecto de Cantabria que siempre causó recelos en la vecina Vizcaya. Salvar el puerto de Bilbao para llegar directamente desde el Cantábrico al Mediterráneo son palabras mayores. La Administración del Estado se vio obligada a retirar el proyecto, impugnado de todas las formas posibles por ecologistas, veraneantes vascos y autoridades en Castilla y León. Pues bien, al mismo tiempo que otras decisiones del Gobierno de España mucho menos dolosas eran presentadas como gravísimos atentados a Cantabria, que nos dejaran sin salida al Mediterráneo ha pasado casi desapercibido en los medios de la derecha. ¿Tal vez porque el PP no la quería? ¿O quizás porque quien rechazaba la Autovía era el capital vasco que controla cierto periódico? (14 de septiembre de 2010. Publicado en Aqui Diario Cantabria)