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sábado, 23 de octubre de 2010

Dar lecciones de educación

POR VICTOR GIJÓN
A mi también me pone la carita de facha, de rancio conservador y viejo rijoso del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva. Me pone enfermo. Entre presidentes sin sastre con “amiguitos del alma” a los que declarar amor eterno -”te quiero un huevo”- y alcaldes a los que la señora ministra de Sanidad les hace pensar siempre “en lo mismo” -y no es necesario preguntar a que “mismo” se refiere porque se le ve en la cara-, la derecha nos da un día si y otro también estupendos y edificantes ejemplos de la buena educación que han recibido. Claro que para buena educación la de Ignacio Diego, un Don Quijote en guerra contra los asquerosos puros del presidente Revilla, que, a lo mejor no son puros, ni molinos de viento, sino el árbol que le impide alcanzar la mayoría absoluta que le permitiría asentar sus posaderas en Puertochico. Es tan educado y sensible el presidente popular que, imagino, además de retirar puros de las ventanas, y destrozarlos con una fuerza que asusta, retirará de la calle otras inmundicias. Podía haber empezado por llevarse los restos del puro pisoteado. Porque si el “rechupeteado y babeante” puro, son sus palabras, era una guarrada, más guarro es esparcer por el suelo los restos del veguero. Pero, en fin, nadie es perfecto. Diego despacha el asunto con el argumento de que hay cosas más importantes para hablar que del puro (RIP) de Revilla. Problemas de suma gravedad que afectan a España y a Cantabria. Pero no serán tantos si el PP utiliza 15 minutos de una conferencia de Prensa para hablar de los Presupuestos del Estado en dar explicaciones de un incidente que hasta ayer negaban que se hubiera producido. Y aquí viene lo sustancial de esta historia inicialmente menor. A un político se le supone la buena educación, y no dudo que Diego la tenga y la ejerza. Que sea educado, pero sobre todo honesto. Y ser honesto no es sólo no meter mano en la caja, que también, sino sobre todo decir la verdad y no mentir. Y el martes pasado el presidente del PP mintió a todos los cántabros “No se de que me hablan” respondió a los periodistas que le preguntaban por el incidente del puro. Pudo excusarse, disculparse o justificarse, que es lo que ha hecho hoy. Pero no hizo nada de eso y mintió no una sino varias veces. La mentira, ya se sabe, tiene las patas muy cortas. Sobre todo si los ciudadanos cuentan con medios de comunicación que no consultan con Joaquín Costa (la sede del PP), no tanto lo que hay que contar como lo que conviene callar. Medios, como AQUÍ CANTABRIA, que contaron la información completa, con nombre y apellido, después de haberla confirmado plenamente. Y que reveló la existencia de pruebas gráficas de lo sucedido. Así las cosas dejar pasar un día más no era posible y Diego subió a la tribuna para explicar, nunca mejor dicho, de que donde dije digo, digo Diego. . Espero que el líder popular haya sacado alguna conclusión positiva de todo este asunto. Por ejemplo que es mejor hablar y dialogar que actuar a la brava. Por cierto que puestos a hablar podría dedicar algo de su tiempo a dar lecciones de buena educación y urbanidad a algunos de sus compañeros de partido. A Camps para que no meta la mano en el cajón ni tacos en las conversaciones y a León De la Riva para que no se exprese como un zote machista. (22 de octubre de 2010. Publicado en Aqui Diario Cantabria)