Ignacio Diego protagoniza un hecho que ataca directamente el ámbito personal de Miguel Ángel Revilla: la destrucción del puro que éste siempre se fuma.
Puede parecer una broma de mal gusto propia de adolescentes o incluso niños de 10 años si no fuera porque ocurre en una institución tan respetada como es el Parlamento de Cantabria entre personalidades tan importantes como los dirigentes de nuestra región.
El afectado no es otro que el presidente de la Comunidad Autónoma, Miguel Ángel Revilla, y el presunto acosador se revela como el presidente del PP regional y líder de la oposición, Ignacio Diego. Todo con un puro y una ventana de por medio.
Según se ha podido saber, desde hace semanas el puro que todos los lunes se empieza a fumar el presidente de Cantabria antes de entrar al hemiciclo y que coloca en un alféizar cercano para continuarlo al finalizar el Pleno aparece pisoteado, empapado, ensuciado, es decir, infumable.
Ante esta situación, el lunes pasado Revilla pidió a los miembros de seguridad del Parlamento que tuvieran cuidado con el objeto, más aún si se tiene en cuenta que ese día el puro era un regalo del equipo de la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia.
Pero el resultado fue el mismo, e incluso peor. Más allá de la calidad del cigarro, éste apareció después de las cerca de dos horas de sesión totalmente pisoteado, se podría decir que hasta con saña.
La paciencia de Revilla tocó techo y, ante tal ataque al ámbito personal, el presidente de Cantabria pidió ver las imágenes capturadas por las cámaras de vigilancia. Tras sortear muchas reticencias, varios miembros del Parlamento lograron acceder a tal tesoro para comprobar cómo la figura trajeada del líder regional del PP, Ignacio Diego, entraba en escena para realizar un acto tan simple tanto en su faceta física como moral.
Por supuesto, y a pesar de la insistencia del periódico AQUÍ DIARIO CANTABRIA, el Parlamento no ha podido ni querido facilitar las imágenes del incidente ni dar información sobre lo ocurrido dado que existen órdenes expresas de no comunicar nada de lo que ocurre en el edificio, ni siquiera entre los miembros de los propios grupos parlamentarios.
Desde el Gobierno de Cantabria tampoco se confirman los hechos, y ni siquiera se pudo contactar con el PP. Eso sí, dos detalles confirman la veracidad de los hechos. El primero, que la cinta ha sido guardada, algo poco común en el Parlamento regional.
Pero, posiblemente, lo más importante es que todo apunta a que el PRC, partido al que pertenece Miguel Ángel Revilla, preguntará en los próximos días, puede que horas, a la Presidencia del Parlamento por el incidente ocurrido.
No se descubre ningún secreto al afirmar que los dos líderes políticos no son precisamente amigos; sólo hay que ver la frialdad con la que ambos asisten a los actos en los que coinciden o la crispación y la mala educación que el PP traslada a las sesiones plenarias para intentar destruir el discurso del Gobierno.
Sin embargo, una actitud tan poco elegante en un líder político supera con creces los límites de la tolerancia social, sobre todo si se tiene en cuenta que, si no en todas, en la práctica totalidad de los Plenos del Parlamento regional Ignacio Diego siempre abandona la sala en algún momento, cosa que no suelen hacer otros diputados tanto de su partido como de los grupos parlamentarios Regionalista y Socialista.
Es difícil de imaginar a un político realizando un acto tan infantil y desesperado por demostrar no sólo el poco respeto político por un adversario ideológico y de partido, sino también la poca consideración con las cosas personales de cada individuo. Así las cosas, es posible que la institución obligue a todos los diputados y trabajadores a llevar consigo sus pertenencias y tenerlas vigiladas en todo momento.
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