GÜEMES, EL VALLE OCULTO

Cinco caminos conducen hasta el pequeño pueblo de Güemes esparcido por todo un valle rodeado de suaves montes y frondosos bosques. Da igual el camino que escoja el visitante, todo ellos le llevarán a un paraíso natural con caudalosos riachuelos, plantaciones de eucaliptos y arándanos y antiguas casonas integradas en un paisaje que se queda grabado en la memoria para siempre. Pero el mayor valor de la candidatura de Güemes para proclamarse el mejor pueblo de Cantabria 2010 son sus 289 vecinos, cuya unión ha hecho que esta localidad desprenda humanidad y solidaridad como pocas en la región.

Para exponer los motivos por los que Güemes debe alzarse con el reconocimiento de pueblo más querido de Cantabria han salido a la calle varias generaciones. Mayores y pequeños toman la palabra para convencer al jurado de que «somos los mejores». Entre los primeros en hacerlo está Miguel Lavín, de 39 años, y nacido en Güemes, que explica que la idea de presentarse surgió de los propios vecinos. «Nuestra candidatura está alejada de intereses políticos o electoralistas, ha salido del pueblo. Un vecino de Ajo lo propuso y la Asociación Cultural Riotejero ha desarrollado el proyecto con el que nos presentamos».

En el mismo se recoge el intenso trabajo que han desarrollado sus habitantes para recuperar diversos edificios emblemáticos del lugar. Carmen Lastra (64 años) enumera orgullosa las actuaciones que se han llevado a cabo en la conservación del patrimonio cultural y religioso: «Hemos rehabilitado el interior y el tejado de la Iglesia de San Vicente Mártir, la ermita de San Julián, las antiguas escuelas». María Felicidad Viadero, miembro de la asociación, recuerda que también se han limpiado los numerosos arroyos que discurren por el valle y entre los que 'habitan' muchos renacuajos que dan el nombre a los vecinos, conocidos como camperros, una particular forma de llamar a las ranas pequeñas.

Pero si hay algo de lo que se sienten contentos en Güemes es de que su pueblo, a pesar de estar en la zona costera, no ha sucumbido a la especulación urbanística como ha ocurrido en las localidades cercanas. El párroco, Ernesto Bustio, lo explica muy bien: «Nuestro pueblo mantiene la estructura de un valle cerrado, con un ambiente rural y mucha actividad social y cultural». Los vecinos defienden que en Güemes se preserva el paisaje manteniendo el encanto de lo tradicional. Por sus calles se pueden encontrar antiguas casonas blasonadas, chalés de estilo regionalista de finales del siglo XIX, barrios con casas alineadas, todas ellas integradas en un valle oculto que cada día presenta un paisaje diferente. «Según el tiempo que haga los campos tienen una tonalidad u otra. Es precioso. Cuando traigo amigos de fuera no paran de repetir lo bonito y acogedor que es todo», cuenta Maribel Pérez, casada con un vecino de Güemes y enamorada de esta tierra.

Aunque sin duda alguna uno de los grandes valores del pueblo es el albergue del Camino de Santiago denominado 'La cabaña del Abuelo de Peuto'. Paseando por las calles del pueblo no es extraño toparse con algún curioso peregrino de los más de 4.000 que han pasado por la instalación en lo que va de año. Los vecino se sienten más que orgullosos de este espacio que se mantiene con su trabajo voluntario. «Les damos una gran acogida a los peregrinos, intentando ser partícipes de su experiencia y no verlos pasar como una cosa extraña», cuenta José Manuel San Emeterio, de 60 años. Por el esfuerzo que realizan, este albergue aseguran «es el mejor y el más completo de la zona norte de España». Además, también cuentan con un Centro de Interpretación del Camino de Santiago ubicado en la ermita de San Julián donde se realizan charlas y exposiciones.

José Manuel tampoco se olvida de destacar que aunque son menos de 300 habitantes hay doce asociaciones en el pueblo «todas ellas vivas y que no paran de hacer actividades». María Felicidad añade que son «asociaciones culturales, deportivas, ongs, para personas mayores...». Y es que si hay algo que llama la atención de los camperros es su carácter abierto y su inmensa generosidad. «En la parroquia tenemos apadrinados más de 40 niños, recogemos alimentos para los necesitados, para una escuela de Nicaragua...».

Si consiguen el premio sueñan con completar la labor de recuperación, rehabilitando lavaderos, bebederos, boleras y realizando senderos y rutas por los arroyos. «Haremos también un monumento en homenaje el cantero», añaden. Y es que en Güemes no se olvidan de sus actividades tradicionales como la ganadería que se ha ido perdiendo «al ligar la actividad a la vivienda dentro del mundo rural». Otras, sin embargo, las mantienen intactas como «la afición al pasabolo y las reuniones en las casas para jugar a la brisca».

Los más pequeños también apoyan las candidatura. Saray y Lander, de 10 y 12 años respectivamente, vinieron a Güemes desde Bilbao hace dos años y ahora no lo cambian por nada de mundo: «tenemos un parque muy bonito, un telecentro, pistas deportivas podemos ir en bici y patinar... y por las noches las montañas se ven muy bonitas con las estrellas.». Y es que Lander ya lo dice alto y claro: «Güemes es el mejor pueblo y nos tienen que votar».

(Sacado del Diario Montañes 12/10/2010)