El día no podía comenzar de mejor manera, aunque la mañana fue fresquita, el sol asomaba con tonos anaranjados y la jornada prometía sol.Los últimos preparativos de los numerosos voluntarios para preparar la fiesta, ya estaban casi hechos. Solo faltaba el inicio del acontecimiento.
A la iglesia de San Vicente Martir de Güemes comenzaron a llegar centenares de vehículos, muchísima gente, más de la esperada, acudía a recibir la Medalla de Oro al Merito en el Trabajo que Ernesto Bustio le ofrecía.
Los coros de Güemes, Arnuero, Castillo, Noja y Meruelo acudieron a la cita encantados, Agustín Ibañez y Puerto Gallego, percusores de la medalla, asistieron con agrado, a una misa campesina cantada por un coro de Santander. El final del acto litúrgico fue una auténtica llamada a la unión de las personas cuando se entonó "El canto a la Libertad" de Labordeta.
Después la celebración continuó fuera, los gaiteros amenizaron la salida de misa, y muchísimos "peregrinaron" hasta el albergue "el Abuelo Peuto", en coches, autobús y andando para continuar la fiesta.
La afluencia de gente desbordó todas las previsiones, se repartieron 700 raciones de paella, y unas 40 personas tuvieron que conformarse con unos bocadillos que desde la cocina del albergue se prepararon todo lo deprisa que se pudo, fruta, quesada, café, pan, vino y agua completaron la comida.
A continuación se pidió la colaboración de las personas asistentes, y se les invitó a dar un donativo para sufragar los gastos del acontecimiento. Desde megafonía se anunció que la recaudación estuvo cerca de los 3.000 euros, a lo que había que añadir la ganancia en la recaudación del bar, que la comisión de festejos comunicó qe iba a donar. Suficiente para sufragar los gastos de la fiesta, según se comunicó por megafonía.
Llegó la hora de recordar el por que estábamos allí. Las vivencias e improntas de Ernesto Bustio en Tresviso, Somahoz, Barrio San Francisco de Santander, Güemes, viajes, campamentos y anécdotas contadas por algunos de sus más representativos protagonistas, acompañados de actuaciones musicales, coros juveniles, cuentacuentos, marionetas...etc. Fue todo una autentica belleza, no por lo vello que nos contaban u oíamos, si no por la unión y complicidad que se creó entre el numerosísimo público asistente, creándose un genuino ambiente de solidaridad.
Al final, un guapísimo Ernesto Bustio, con el pelo recién cortado, ofreció de nuevo su medalla a las personas que le han ayudado, y quiso cerrar el acto con la actuación de un grupo que agrado y grandes y pequeños llamado "Lástima".
La noche no quiso cerrarse ahí, cuando muchos pensábamos que el bonito día tocaba a su fin, una peregrina vestida de novia y con un burro irrumpió para dar la nota anecdótica del día.
Saludos solidarios.
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