Por Victor Gijón
Siempre he pensado que cuando alguien da por sentado que todos los políticos son iguales lo hacía desde una posición de derechas. El legado del pensamiento franquista no desaparece de la noche a la mañana y son muchos los españoles que piensan, sobre todo en momentos de dificultades, que mejor sin partidos. Los hay que incluso sostienen que con Franco, es decir en el sistema trasnochadas. Están ahí y ganan terreno en medios de comunicación y en la calle.
Decía que pensaba que era de derechas defender que todos los políticos son iguales, que todos roban y que todos buscan no el bien general sino el suyo particular, y me lo confirmaban los intentos del PP de esconder a sus Bárcenas y Camps en medio de acusaciones generalizadas de corrupción en la izquierda o demandas y denuncias sin sentido contra políticos, de las que en Cantabria hemos tenido para dar y tomar. Pero llegó el movimiento del 15M y recogió algunas de esas opiniones. Echó una mirada a todos los partidos políticos, en conjunto, y dijo no sentirse representado por ellos. Y alargó la crítica no sólo a populares y socialistas, sino también a Izquierda Unida, cuyo líder, Cayo Lara, se vio zarandeado e increpado por acudir a un acto en contra del desalojo de una familia por no pagar la hipoteca de su casa al banco.
Pero aún aceptando que en algunos aspectos los partidos puedan parecer iguales y que algunos políticos, no importa que camiseta vistan, también son iguales, las que no son iguales son las políticas que aplican. Y como era de prever, en Cantabria la primera en la frente. El nuevo flamante consejero de Educación y Cultura, Miguel Ángel Serna, no ha tardado ni 72 horas, tras ocupar el cargo, en anunciar que devolverá el concierto económico educativo al Colegio Torrevelo, el centro del Opus Dei donde se mantiene una política educativa segregadora entre niños y niñas. Ya saben que algunos piensan que quien evita la ocasión evita el pecado. Y hay mentes, que no calificaré por respeto, en las que la mujer aparece como un ser inferior, de menores capacidades intelectuales y además inductora al pecado (¿Recuerdan a Eva?). No es que lo digo yo, lo tiene escrito en ‘Camino’ José María Escrivá de Balaguer, el fundador de la Obra.
Pues bien, de los escasos fondos de Educación, según confesión del propio consejero en lo que parece un aviso a navegantes sobre los recortes que hará, aunque dice que forzado por las circunstancias, saldrá dinero para financiar a un colegio que discrimina en razón del sexo, también por religión y por procedencia social. Ni inmigrantes, ni familias con bajos ingreso, que no podrían pagar las tasas escolares añadidas en un centro supuestamente gratuito, pero que a la hora de la verdad, cuando toca pagar el recibo mensual, es en realidad caro, muy caro y por tanto elitista.
El PP se pasa por el forro las sentencias de los tribunales de Justicia, incluido el Supremo, en contra de que una educación segregada tenga apoyo económico del Estado. Dice el consejero que es una promesa electoral del PP. No la encuentro por ningún lado, pero da lo mismo. ¿Alguien dudaba de que la educación no sería lo mismo con el PP que con el anterior Gobierno de socialistas y regionalistas?, ¿qué no se vería afectada la educación, ni la cultura, ni la sanidad, ni la ley de Dependencia, ni las políticas de empleo? Pero saber eso está al alcance de cualquiera y aún así una mayoría de cántabros, cuyos intereses económicos, sociales y culturales nada tienen que ver con la derecha, han votado por ella. Que no digan que no lo sabían. Y si votaron en contra de en lugar de a favor de que, pues que recuerden lo sucedido dentro de cuatro años.
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