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miércoles, 8 de febrero de 2012

EL CÁNTABRO ANTONIO ONTAÑÓN ÚLTIMO TESTIGO EN FAVOR DE LA CAUSA DE GARZÓN



El cántabro Antonio Ontañón ha sido el último testigo en el juicio que se celebra en el Tribunal Supremo contra Baltasar Garzón por un presunto delito de prevaricación al investigar sin competencias los crímenes del franquismo.

Ontañón, presidente de la Asociación Héroes de la República y la Libertad de Cantabria y autor del libro "Rescatados del Olvido", ha manifestado a preguntas de la defensa de Garzón que esta obra, que él aportó a la causa abierta en la Audiencia Nacional, es fruto de 30 años de investigación y se refiere al periodo 1937 y 1948, que es cuando se produjo la represión franquista en Santander.

Antonio Ontañón, ha narrado ante los siete magistrados que componen la Sala que a los represaliados se les aplicaba "la muerte física y la desaparición jurídica", pues existía la consigna de que "de los rojos no debía quedar ni rastro".

En el juicio a Garzón, Ontañón ha señalado que, en aplicación de la anterior consigna, se aplicó el tiro de gracia y se hizo desaparecer a cientos de personas "en la tapia oeste" del cementerio de Ciriego desde el 27 de agosto de 1936, "que es cuando las tropas de Franco entraron en Santander".

Según la investigación de Ontañón, que reflejó en su libro, de edición propia, una vez celebrados los consejos sumarísimos urgentes y dictadas las condenas y fijada la fecha de la ejecución, el jefe de piquete se personaba en la prisión provincial y decía al director el número de presos que a ejecutar, que casi siempre eran entre 13 y 16 personas.

"Me preocupé por investigar este número, y era precisamente la cabida de cada camión, aunque hubo días de 42 ejecuciones", ha narrado Ontañón ante el tribunal.

Según este testigo, el capellán castrense, encargado de los archivos del cementerio de Ciriego, era "el encargado de desaparecerlos".

Las fosas comunes, "zanjas comunes" para Ontañón, se preparaban para cien cadáveres, cada día se metían los ejecutados y se echaba cal viva encima, hasta cubrir la zanja con el centenar previsto. "Como mínimo en el cementerio civil hay 12 zanjas de éstas", ha puntualizado.

A preguntas del abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, el testigo ha señalado que interpusieron su denuncia en septiembre de 2008, tras conocer que en la Audiencia Nacional se había iniciado un procedimiento. "Como es lógico, nos falta tiempo para sumarnos".

El interés de esta asociación era el de "enmendar una situación arbitraria e injusta, porque se trata de crímenes contra la humanidad". Antes habían acudido al Juzgado de Torrelavega en relación con dos fosas que querían abrir, pero no les atendieron ni se personó nadie de este órgano. Tampoco han obtenido subvenciones.

"Pretendemos que la Audiencia Nacional colabore en la búsqueda de los desaparecidos que denunciamos -ha manifestado Ontañón a preguntas de la acusación particular, ejercida por el letrado José María Ruiz en representación de Manos Limpias-. Nuestra limitación es por falta de medios, queríamos que la Audiencia Nacional colaborara con nosotros en orden a buscar a los desaparecidos"

Saludos Ñeros