Era un 5 de noviembre de 2007 y los atentados de Al Qaeda en la isla tunecina de Jerbá quedaban lejos, al mediodía llegué a la entrada del hotel Mouradi Palm Marina en Port Al-Kantaoui, a solo 10 km de la ciudad de Sousse. Recuerdo aquel viaje como el mejor hotel donde me he hospedado, por la buena, aunque lenta, atención de sus empleados, por su piscina climatizada, por un largo paseo por la playa, por el zoco de Sousse, por los regateantes taxistas, por la gente que conocí, por los nuevos aromas, sabores, colores y costumbres que palpé.
Me llamó la atención la gran presencia policial y la exagerada presencia de banderas de Tunez y retratos del que por aquel entonces era el presidente Zine El Abidine Ben Alí, precisamente el día 7 de noviembre se celebró en el hotel el día del presidente Ben Alí con una enorme cantidad de estupendas y mediterraneas gambas cocidas, que llevaba 20 años aplicando una férrea dictadura.
Me alegré muchísimo cuando en enero de 2011 triunfó la Primavera Árabe en Tunez y por fin pudieron elegir a sus gobernantes. No me alegré tanto cuando ganaron los islamistas, pero pensé que todo podía transcurrir de manera pacífica. Yo tenía la ilusión de poder volver a un país libre, donde sus habitantes podrían trabajar y labrarse un futuro, pero este pasado fin de semana el atentado ocurrido precisamente en el hotel que me hospedé, y en el de justo al lado (Riu), donde han muerto 39 personas, da al traste de mis esperanzas para el pueblo trabajador tunecino.
"No he venido a matarte a ti, he venido a matar turistas" dijo el terrorista a un empleado tunecino. Yo digo que no lo matará con balas, pero lo va a matar con el hambre de no tener donde ganarse el pan.
El terrorismo yihadista está condenando a morir de hambre a muchos de esos por los que dicen luchar.
Saludos Ñeros.
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